El jugador más icónico de cada equipo: L.A.

AZULEJOS: Roy Halladay
Tras convertirse en abridor de tiempo completo en el 2002, hasta su campaña del 2011 con los Filis, Halladay fue uno de los abridores élite en todo el béisbol. Sin embargo, el ascenso del derecho al estrellato fue durante sus 12 temporadas con Toronto, donde registró efectividad de 3.43 y WHIP de 1.20 de 1998 al 2009. Como miembro de los Azulejos se ameritó el primero de dos Premios Cy Young -- el otro fue en el 2010 con Filadelfia. El serpentinero falleció trágicamente en un accidente aéreo en el 2017 y fue elegido póstumamente al Salón de la Fama en el 2019.

ORIOLES: Cal Ripken Jr.
Ésta pudo ser una de las decisiones más difíciles de cualquier franquicia. Cal Ripken Jr., uno de los mejores campocortos en la historia o su ídolo, Brooks Robinson, otra figura que fue miembro del equipo por toda su carrera y visto como uno de los mejores antesalistas. Señalamos a Ripken por su WAR de casi 20 y por juntar una de las rachas más famosas en todos los deportes, sus 2,632 partidos jugados en forma consecutiva.

RAYS: Evan Longoria
El tercera base es el mejor en la historia del club de Tampa Bay, y nadie se le acerca. El tres veces convocado al Juego de Estrellas encabeza la organización en turnos al bate (5,450), jonrones (261), anotadas (780), remolcadas (892), partidos disputados (1,435), dobles (339), pasaportes negociados (569), elevados de sacrificio (76), extrabases (618) y total de bases alcanzadas (2,630).

MEDIAS ROJAS: Ted Williams
Fue una icónica máquina de imparables que jugó toda su carrera con los Patirrojos y consiguió números espectaculares (.344/.482/.634, 521 vuelacercas, 1,839 empujadas) que hubieran sido mucho mejores si no se hubiera perdido tres temporadas completas y gran parte de otras dos mientras prestaba servicio militar como piloto.

Además, Williams sigue siendo el último en batear .400 en una campaña tras irse de 8-6 en los últimos dos compromisos de 1941, para terminar con promedio de .406.

YANKEES: Babe Ruth
El cañonero le dio un giro al béisbol luego de pasar a los Bombarderos del Bronx antes de la temporada de 1920. Después de su transición de serpentinero a jardinero titular, Ruth pegó 54 bambinazos en dicha campaña, más que cualquier otro equipo en el Joven Circuito. Conquistó 12 títulos de cuadrangulares, pegando 60 en 1927, y al final conectó 714 jonrones en su carrera -- que fueron un récord hasta 1974.

GUARDIANES: Bob Feller
El derecho es el líder de la franquicia en victorias (266), ponches (2,581), aperturas (484), juegos completos (279) y entradas lanzadas (3,827). En 1946, también fijó marcas del club para una temporada en ponches (348), innings (371.1), blanqueadas (10) y juegos completos (36).

Además, estableció récords en el equipo con tres no-hitters y fue inmortalizado en el Salón de la Fama en 1962.

REALES: George Brett
El único representante de la franquicia en el Salón de la Fama tiene las marcas del club en prácticamente cada categoría ofensiva, incluyendo las siguientes: Hits (3,154), dobles (665), triples (137) y cuadrangulares (317). Brett jugó toda su carrera de 21 años con Kansas City, ganando el premio al Jugador Más Valioso en 1980, junto a un Guante de Oro y participando en 13 Juegos de Estrellas.

TIGRES: Ty Cobb
Hay una placa de Cobb fuera del Comerica Park, conmemorando al “Tigre Más Grande de Todos”. Es así aún, después de casi un siglo de su retiro como jugador. Cobb jugó mayormente en la era de la bola muerta, sus números son abrumadores: Promedio de .366, 4,189 hits y fWAR de 149.3, el cuarto mejor detrás de Ruth, Barry Bonds y Willie Mays.

MELLIZOS: Harmon Killebrew
Killebrew fue un de los mejores toleteros en la historia de Grandes Ligas, conectando 573 cuadrangulares en una carrera de 22 años. Encabezó la Liga Americana en jonrones seis veces y las Mayores en cuatro ocasiones. Fue exaltado al Salón de la Fama en 1984.

MEDIAS BLANCAS: Frank Thomas
El miembro del Salón de la Fama es el líder de todos los tiempos del equipo con 448 vuelacercas y 1,465 empujadas, ni hablar de su OPS de .995 y 1,327 anotadas. En 16 campañas, estableció nueve marcas ofensivas de la franquicia y fue Jugador Más Valioso de la Liga Americana en dos ocasiones, además de ganar cuatro Bates de Plata.

ANGELINOS: Mike Trout
Trout es el líder de la franquicia de por vida en WAR, y por mucho, con 76.1, una ventaja de más de 20 por encima de Chuck Finley, en el segundo lugar con 51.8.

ASTROS: Craig Biggio
El primer jugador en ser exaltado al Salón de la Fama con la gorra de los Astros (2015), Biggio tiene las marcas de Houston de partidos jugados (2,850), turnos al bate (10,876), anotadas (1,844), hits (3,060), extrabases (1,104) y dobles (668). Fue convocado a siete Juegos de Estrellas, ganó cinco Bates de Plata (como receptor y segunda base) y capturó cuatro Guantes de Oro. Dio un total de 291 cuadrangulares, se robó 414 bases y bateó .281.

ATLÉTICOS: Rickey Henderson
Tal vez el mejor primer bate de la historia, ningún atleta es reverenciado tanto en Oakland como Henderson. Diez veces convocado al Juego de Estrellas como integrante de los Atléticos, Henderson es el mejor jugador de posición del club en Oakland en bWAR (72.7), anotadas (1,270), bases por bolas negociadas (1,227) y bases robadas (867). En 1982, puso un récord de Grandes Ligas aún vigente para una temporada con 130 robos de base. El terreno del Coliseo de Oakland lleva el nombre de Rickey Henderson Field desde el 2017.

MARINEROS: Ken Griffey Jr.
En imposible pensar en la historia de los Marineros sin la imagen de Griffey. Diez convocaciones consecutivas al Juego de Estrellas y 10 Guantes de Oro al hilo son sólo parte de su brillante trayectoria en Seattle en la década de los 90. En el 2016, fue el primer jugador exaltado al Salón de la Fama con la gorra de los Marineros.

RANGERS: Iván Rodríguez
Después de su año de novato en 1991 con tan sólo 19 años de edad, el puertorriqueño se pasó las siguientes 10 campañas como el mejor receptor de Grandes Ligas. Rodríguez ganó 10 Guantes de Oro seguidos y fue convocado a 10 Juegos de Estrellas consecutivas, además de ser Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1999. En sus 13 temporadas en Texas, Rodríguez bateó .304/.341/.488.

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