Memphis alivia el duelo

Memphis, Demir y Riqui, que son ahora mismo los clavos ardiendo a los que se agarra una afición culé perdida, en shock y huérfana, fueron los encargados de aliviar el duelo que vive el barcelonismo tras el trauma de la marcha de Messi. La jornada que empezó con aires fúnebres y lágrimas y que podía complicarse ante la visita amenazante de Cristiano, acabó con un atisbo de esperanza. Se ganó a la Juventus por 3-0 y el equipo de Koeman dio el primer paso para recuperarse.

El Gamper era esa cita tradicional en el que el barcelonismo se preguntaba optimista lo que podía ser en un futuro inmediato, un día de ilusión que se acostumbraba a resumir en la mítica frase de “aquest any sí”, con la que los socios abandonaban ingenuamente el estadio en una noche veraniega. Este Gamper pintaba de inicio mucho peor. La bajona provocada por la salida de Messi, oficiada horas antes, dibujaba un Gamper que en vez de preguntarse “¿qué vamos a ser?” se cuestionaba “¿qué va a ser de nosotros?”.

Pero el fútbol es ilusión y momentos y hay que reconocer que el empeño de salida del equipo blaugrana, que nombre por nombre en la alineación inicial parecía claramente inferior al elenco que planteó la Juve, animó al personal.

Al equipo de Koeman no se le puede negar el empeño. pencan a destajo y Memphis ayudó a recuperar la sonrisa y olvidar penas con un gol al minuto tres de partido a asistencia de Demir, un chaval de 18 años que se ha hecho con un puesto en el equipo titular del Barça con la misma convicción que hizo Pedri hace un año.

Demir fue un trueno en la primera parte, pero por favor, no caigamos en la tentación de comparar su aparición con la de Messi en el Gamper del 2005 ante el mismo rival. Sería el recurso facilón, demasiado facilón. Como el del divorciado que sale de noche por primera vez después de su trágica ruptura y a la segunda copa cree que ha vuelto a encontrar al amor de su vida. Las cosas no funcionan así.

El Barça fue un caos presionante que por una parte presionaba mucho en campo contrario y por el otro seguía dando mucha inconsistencia en defensa. Neto tuvo que rechazar, porque parar, no paró ni una, varios disparos de Morata y de Cristiano y las prisas para corregir posiciones en la zaga eran tan elogiables como urgentes.

En ataque, la prisa también era un aliado de doble filo. Con el 1-0 marcó el Barça dos goles que se anularon por fuera de juego. El primero porque Griezmann se precipitó antes de que Demir anotara; el segundo por un fuera de juego mal señalado a Braithwaite que Griezmann envió a la red. Más allá de estas jugadas, el Barça iba a toda castaña en ataque y en defensa. Está por ver cuánto le dura este argumento, que parece ser el principal de cara al próximo curso.

Los efectivos de que dispone Koeman no son numerosos. El Kun ni se presentó a la fiesta, Coutinho sólo compareció en la convocatoria y las recuperaciones de Ansu, De Jong y Dembélé son más que urgentes.

En la segunda parte, Allegri cambio a medio equipo e introdujo seis cambios (uno de ellos Cristiano) mientras que Koeman aguantaba con lo puesto, un avance de lo que puede ser el inicio de curso para los barcelonistas.

Entre los que salieron del banquillo turinés, destacó Chiesa, que nada más ingresar en el campo dejó claro que iba a ser un dolor de muelas para la defensa catalana. A los cinco minutos, Neto ya tuvo que emplearse a fondo.

Estaba el Barça pasando unos minutos complicados en el inicio de la segunda parte, pero entonces el equipo de Koeman se sacó un argumento que parecía olvidado: un gol de córner. En la primera aproximación del equipo blaugrana, Memphis sacó de esquina y el danés entró como un tren para, con la colaboración de Perin, anotar el segundo del Barça.

Todo parecía ir bien en el bando blaugrana y la afición parecía contenta hasta que Koeman movió el banquillo a la hora de partido y dio entrada a Umtiti. Fue el momento en el que el ambiente se agrió y aparecieron los abucheos. Claramente, es la diana de las frustraciones de la última semana, un problema, porque para levantar esta situación hay que tener la mentalidad de Rafa Nadal.

Koeman dio minutos a todos los jugadores que tenía en el banquillo, incluso a Collado, a excepción de Peña, en una clara señal de que Neto se queda y Pjanic, en un claro mensaje, de que el bosnio se va. Nadie los aprovechó mejor que Riqui Puig, que cerró el marcador con un tercer gol que hace que el peor día que podía soñar el barcelonismo no acabara peor de lo que se preveía. Ante un día desastroso, el equipo cumplió y dio la cara, que es lo máximo que se le puede pedir de momento.

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