El verdadero Dream Team de Estados Unidos conquista el oro más esperado y ya suma siete seguidos

El baloncesto femenino se ha convertido en un auténtico monólogo estadounidense. Lleva 25 años siendo así y no tiene pinta de que vaya a cambiar en un futuro muy cercano. Al menos esa fue la sensación que quedó después de una nueva victoria, y van 55 seguidas en las citas olímpicas, por aplastamiento ante la voluntariosa Japón (90-75) en la final de los Juegos de Tokio. Una final que se quedó sin emoción demasiado pronto, pero que ya forma parte de la historia porque vale el séptimo oro seguido del equipo norteamericano y el quinto para una pareja de leyenda como Sue Bird y Diana Taurasi.

Dos jugadoras que han alcanzado la categoría de mito y que se habían convertido en la motivación del resto de sus compañeras. Todas querían ganar por ellas y a pesar de las dudas iniciales en la preparación y en ciertos momentos de la fase de grupos, el equipo de Dawn Staley es un auténtico fórmula 1 compitiendo contra utilitarios. Un conjunto tan superior que parece imposible pensar en un cambio de régimen.

Ante Japón el combinado de Staley tiró de superioridad física para cerrar la final en los primeros minutos. Los que tardó Britnney Griner en hacerse enorme en la zona ante la falta de centímetros del combinado nipón. La jugadora de las Mercury sólo tenía que plantar los dos pies cerca del aro para imponer su ley en el parquet. Y sus compañeras sólo tenían una labor que hacer, conseguir que el balón le llegara a las manos. Y claro, con Sue Bird en pista, eso resulta hasta sencillo. Griner se aprovechaba de ello y terminó el choque con 30 puntos, rompiendo el récord de anotación de una jugadora estadounidense en una final que hasta ahora tenía Lisa Leslie.

Pero Griner no era la única que aprovechaba su superioridad física. Breanna Stewart, igual más apagada que en otros torneos por no estar jugando en su posición natural, terminó con un doble-doble de 14 puntos y 14 rebotes y A'ja Wilson hizo lo propio con 19 tantos, siete capturas y cinco asistencias, siendo las tres jugadoras más destacadas de un equipo que no dio opción a su rival, a pesar del buen partido de Takada (16) y Motohasi (17) que al final del choque celebraban la derrota como si hubieran conquistado el oro. Y lo hicieron. Al menos con ese oro que queda al resto de los mortales cuando Estados Unidos está enfrente.

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