La Catedral de Muniain, el infierno del Barcelona

El éxtasis sólo llega después de la pasión y el Athletic Club tocó el cielo que se le negó en Arabia en su Catedral en un día en el que Muniain lideró a un equipo que fue mucho más que un Barcelona que sobrevivió aferrado a Pedri. El duelo fue más épico que futbolístico, porque el Athletic mereció liquidarlo antes de la prórroga, pero el Barça vendió muy cara su piel forzando una prórroga en un partido memorable que se acabó liquidando mediante un penalti (3-2) que deja al Barça sin opciones en otra competición.

Jugó tan mal el Barça durante tanto tiempo, fue tan superior el Athletic Club a lo largo de la mayor parte del encuentro y es tan cruel el fútbol que la resolución del drama que se vivió en San Mamés fue de una mano en la prórroga. Un partido que parecía tener únicamente dos soluciones: o goleaba el Athletic o el Barça se lo llevaba en una carambola de esas que hacen del fútbol una locura inexplicable que el equipo que sobrevive se levanta de la lona por sorpresa y ejecuta el golpe final del campeón agotado. Al final, ni una cosa ni la otra. Con suspense y a la épica, el fútbol fue justo: ganó el Athletic ante un equipo al que únicamente sustentó un Pedri majestuoso. Pero de nuevo la orquesta de veteranos no supo acompañar al joven solista, que además perdió a su mejor socio, Ansu, en el peor momento.

Si hay algo que está claro cuando vas a San Mamés, es que el inicio del partido será un tormento. Tanto da que el Athletic llegue, supuestamente, más cansado y desencantado por haber perdido la final de la Supercopa. Tanto da que el Barça, encantado de haberse conocido tras su enésima derrota dulce, aparezca en el campo aparentando tener la lección aprendida. Hay cosas que no cambian. Y una de ellas es que en Copa y en La Catedral, el Athletic sale a toda mecha.

Nico Williams pasó por encima de Jordi Alba de una manera casi insultante. Tanto, que a los dos minutos de encuentro el equipo local ya había marcado en un inicio en el que al Barça recibía cañonazos por babor y estribor.

En ese primer cuarto de hora, el Athletic tuvo el partido en su mano hasta que Pedri empezó a aparecer como socorrista en todas las partes del campo.

Gracias a Pedri, el Barça sacó la cabeza del barro y en la única jugada en la que el equipo de Xavi interpretó la superioridad en banda, Ferran Torres marcó un gol que no hacía justicia a una primera parte en la que el Athletic mereció apalear al Barça.

Acabó el primer tiempo con Ter Stegen sacando balones de gol (hasta ocho veces chutó el Athletic) con Alves absolutamente superado por el partido, con Alba a merced de Nico y con los blaugrana pidiendo el descanso con urgencia. Más allá de la efectividad de Ferran, daba la sensación de que el Barça iba a durar lo que durase Pedri.

El escenario del partido dio un giro cuando Marcelino antes de lo que tenía previsto tuvo que dar entrada a Iñaki Williams ante una lesión de Sancet por un mal gesto. Pero ni por esas el Barça dominaba el juego. Xavi gastó al cuarto de hora el cartucho de Frenkie y Ansu ante la constante amenaza de los hermanos Williams. El cambio de actores no varió un guión en el que el Athletic enseñaba más los dientes que los catalanes, pero que el Barça llegara a diez minutos del final empatado era casi un milagro.

La enésima cantada del Barça en defensa propició el gol de Iñigo que parecía definitivo, pero Pedri, en el descuento empató en un gol que pesó menos que la lesión de Ansu. El Athletic, mucho más equipo, siguió en su carril y acabó forzando el penalti, de Alba, que sirvió a Muniain para coronar su mejor noche. Pedri, el único que podía discutir el partido, ya estaba agotado.

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