Fenómeno Caitlin Clark: la revolución del baloncesto femenino

"Nunca habíamos visto a una mujer jugar así". Es la definición que hace Rebecca Lobo, ex jugadora de la WNBA, campeona olímpica con EEUU en Atlanta 96 y actual analista de la ESPN, de Caitlin Clark. Lobo es sólo una de las millones de personas que están impactadas por el mayor fenómeno del baloncesto femenino en el mundo.

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Caitlin Clark la mete desde el logo para ser la máxima anotadora de la historia de la NCAA

Si tratáramos de hacer una lista de los méritos contraídos por Clark en su trayectoria en la NCAA, el artículo se prolongaría casi hasta el infinito. Lleva años ganando multitud de premios individuales por su juego en la Liga universitaria. Pero su dimensión alcanzó cotas extraordinarias el pasado 16 de febrero cuando se convirtió en la mejor anotadora femenina en la historia de la NCAA, superando a Kelsey Plum, y pasó a ser un icono mundial el pasado domingo cuando dejó atrás a un mito como Pete Maravich para liderar en puntos la clasificación histórica universitaria. De chicos y de chicas. El logro es descomunal porque Plum era una anotadora compulsiva y Maravich... bueno basta decir que su tope llevaba vigente y sin batir desde 1970. "Es una locura. Si alguien me hubiera dicho que haría esto antes de empezar mi carrera, me hubiera reído en su cara y le hubiera llamado loco", decía la jugadora tras su proeza.

Es una locura. Si alguien me hubiera dicho que haría esto antes de empezar mi carrera, me hubiera reído en su cara y le hubiera llamado loco

Fenómeno mundial

Nacida el 22 de enero de 2002 en Des Moines (Iowa, por eso eligió a las Hawkeyes), esta base de 1,83 ha revolucionado el mundo del baloncesto. Por ponerlo en contexto, su inminente llegada al profesionalismo recuerda al impacto de jugadores como LeBron James en su día, o más recientemente de Victor Wembanyama. Es a las chicas lo que ambos a los chicos. Y están en una dimensión similar.

Clark ha sido capaz de convertir los partidos de Iowa en eventos multitudinarios, muy seguidos en TV, con datos que no se daban desde 2010 como los 10 millones de espectadores que vieron la final del año pasado, pero también en directo con 'entradas agotadas' en sus partidos de casa en el Carver-Hawkeye Arena, y también en los que actúa como visitante. La expectación por ver a Clark es tal, que en el partido ante Ohio State en el que batió el récord de Maravich y acabó con 35 puntos, entradas que valían 408 dólares, acabaron alcanzando en la reventa un precio de 5.199 dólares.

Tras batir el tope anotador de la NCAA femenina en febrero, su camiseta se convirtió en la más vendida en la historia del deporte universitario en el portal web Fanatics. Y ya ha firmado contratos con grandes compañías como Nike, Gatorade o State Farm con la que graba anuncios con estrellas del deporte como Jimmy Butler o Patrick Mahomes.

Jugadora multidimensional

Cuando Lobo decía que no habíamos visto a una mujer así, se refería, claro, a fundamentos como el tiro. Su rango es el más largo jamás visto en el baloncesto femenino, y ya se compara con jugadores como Stephen Curry o Damian Lillard. Clark, una vez que cruza la línea del medio campo, es letal. Esta temporada lleva ya 88 canastas de 7,60 o más. En los últimos cinco años, lo más cerca que alguien ha estado de Clark es Sara Scalia que en 2021-22 logró 51.

Pero también se refiere a su pase. De hecho en la actual NCAA es líder en puntos (32,2) y en asistencias (8,7), algo que ya hizo en su segundo año en la Liga. Esa capacidad para pasar la convierten en una jugadora total en ataque. Es la sexta máxima asistente en la historia de la NCAA y no hay ninguna jugadora que como ella, esté en top 25 en puntos y asistencias. Clark es la primera en la Division I de la NCAA que alcanza al menos los 3.000 puntos y las 1.000 asistencias en su carrera.

Y por supuesto a su capacidad de liderazgo, de cambiar la fisonomía de un equipo y de hacer mejores a sus compañeras.

Ahora el objetivo, una vez superados los topes de anotación, es hacer campeón a Iowa por primera vez en su historia. El año pasado se quedó cerca al perder en la final con LSU. "Falta mucha temporada, quedan algunos objetivos muy bonitos por conseguir", decía la estrella de las Hawkeyes.

Pero lo que el mundo está esperando es su paso al profesionalismo. Clark, a la que le quedaba la opción de seguir un año más en la NCAA, ya se ha declarado elegible para el Draft de la WNBA y será, sin ninguna duda, la número 1. Las Indiana Fever serán, con toda seguridad, su próximo destino. Allí ya se frotan las manos por lo que puede hacer formando pareja con Aliyah Boston.

Esta jugadora cuyo padre la inscribió de muy pequeña en un equipo de chicos porque no había de chicas e hizo campeón al equipo haciendo protestar a los padres de los otros equipos, está llamada a cambiar el baloncesto femenino. Ya lo está haciendo. Es el fenómeno Clark.

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