Wembanyama le cuesta solo 133.000 euros a la NBA

La locura con Victor Wembanyama, el unicornio de 2,20 de altura, 2,31 de envergadura y 18 años criado a las afueras de París y que juega en el Metropolitans 92 francés, no va a parar hasta el draft 2023 de la NBA, cuando se convierta en uno de los números 1 más esperados y mediáticos de la historia. No es una exageración: con una combinación de físico y talento nunca vista para un jugador de su edad, a Wembanyama ya se le ha colgado el cartel de jugador generacional, para muchos uno que va a cambiar la historia del juego. Y que, claro, hace que perder partidos para llegar a ese número 1 (el famoso tanking) sea más apetecible que nunca para las franquicias en reconstrucción.

Hasta las mayores estrellas de la NBA siguen sus pasos de cerca. Giannis Antetokounmpo aseguró en el inicio de temporada que Wemby es otro cosa, el jugador del futuro: “dentro de muchos años todos los jugadores serán como él, pero tenemos que prepararnos para su llegada ahora”. Suena a nave nodriza aterrizando, y LeBron James también fue por ahí: “¿Unicornio? Es más bien una alienígena. ¿Cómo puede alguien de ese tamaño moverse con esa gracilidad?”.

En los despachos la cosa también está caliente: un ejecutivo le dijo a Adrian Wojnarowski, el pope de la información NBA, que la franquicia que le dé a Wembanyama el cantadísimo número 1 del draft sumará a su valor, antes incluso de que el chico debute, 500 millones de dólares. Este periodista habló del “mayor proyecto de estrella en toda la historia de los draft” y de “una carrera nunca vista por hacerse con él”. Se refiere al tanking, claro. Es decir, Wembanyama está afectando ya a la NBA antes de su llegada. Casi un año antes. El comisionado Adam Silver se desvive en pedir responsabilidad en el tanking, sin circos ni constante debate público y mediático.

El número 1 está tan claro que muchos ejecutivos pedían al agente del chico, Bouna Ndiaye (un personaje muy importante en el actual baloncesto francés) que este no jugara más. Que se dedicara a prepararse y cuidar su cuerpo, que su siguiente partido fuera ya en la NBA. Ya habían visto lo suficiente, ya sabían lo que había que saber: no había opciones ni de número 2. Para terminar de cebar a las franquicias y a la opinión pública en EE UU, Wembanyama viajó con su club para jugar dos partidos amistosos contra el Ignite de la G League. Y firmó en el primer partido 37 puntos, 5 tapones y 7 triples. En el segundo, 36 puntos, 11 rebotes, 4 asistencias y 4 tapones. Con un 50% en tiros de campo y un 50% en triples 9/18.

Pero en la NBA quieren más Wembanyama, un jugador al que no es fácil ver este año porque optó por dejar el ASVEL, y el nivel Euroliga, y enrolarse en ese Metropolitans 92 que no juega competición europea, solo la Liga francesa. Así que, visto el potencial del asunto, la Liga estadounidense decidió dar un paso sin precedentes y anunció que todos los partidos en su competición doméstica del nuevo fenómeno, sus últimos pasos antes de la NBA, se verían en NBA TV en todos los países menos en Francia, donde los derechos de su Liga ya están comprometidos. Ahora se sabe también cuánto ha pagado la NBA por ese lote de partidos que está publicitando de forma ruidosa: solo 133.000 euros. Una cantidad ínfima para una Liga que genera ya cerca de 9.000 millones de dólares al año.

El presidente del Metropolitans 92, Alain Bouvard, le ha dado el dato a Le Parisien mientras explicaba que ha pedido a la Liga francesa que ese dinero no se redistribuya entre los clubes, como suele hacerse con los derechos audiovisuales, porque es un acuerdo exclusivo por un solo jugador: “Es una cantidad irrisoria comparada con lo que maneja la NBA. La Liga dice que ellos venden así derechos del campeonato francés, pero la realidad es que la NBA solo tiene interés en Victor. Están jugando con las palabras, ni siquiera se nos informó de las negociaciones, así que lo único que pedimos es respeto. Esto son cosas que no solo nos atañen a nosotros, el resto de equipos también quieren saberlas bien”. Por ahora, el ejecutivo de la Liga francesa no cede: “Esa suma entra dentro del fondo de derechos audiovisuales de la LNB y una parte será redistribuida entre los equipos al final de la temporada como dice nuestro acuerdo en temas de marketing y derechos de televisión. Lo que se ha firmado es un acuerdo para transferir parte de esos derechos a la NBA”. Así que hay polémica: el club de Wembanyama quiere el dinero en su bolsillo mientras muchos en el baloncesto europeo ven esta gestión como otro ejemplo de lo mal que se negocia y lo poco que se maximizan las oportunidades en este lado del Atlántico.

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