Wainwright-Yadi, dúo histórico como batería

MILWAUKEE – Cuando los Cardenales abran su serie contra los Cerveceros el viernes, Adam Wainwright le hará el primer pitcheo del juego a Yadier Molina. Se puede dar por un hecho: Si el puertorriqueño está saludable y Wainwright está lanzando, van a trabajar juntos. Lo han hecho ya 25 veces este año.

Son Brunswick, Georgia y Bayamón, Puerto Rico, juntándose cada cinco días. Cuando Wainwright se suba al montículo en Milwaukee, el dúo habrá formado batería por vez número 300, un hito que sólo han alcanzado tres otras parejas de lanzador y receptor en la historia de Grandes Ligas, un conteo que no incluye los 14 partidos en los que han trabajado juntos en postemporada.

¿Los otros? Mikey Lolich and Bill Freehan (324 aperturas), Warren Spahn y Del Crandall (316) y Red Faber y Ray Schalk (306).

“Para mí, es un número impresionante de verdad”, dijo el manager de los Cardenales, Mike Shildt. “Habla de la longevidad. Habla de la habilidad de cada uno para competir. Habla bien del hecho de que querían quedarse en una organización por todo este tiempo. Es un logro increíble para ambos”.

Que Molina y Wainwright estén logrando esta gesta como dos individuos al unísono es lo que más los impacta. Si se le pregunta a Wainwright por sus logros individuales, sonríe y habla de otra cosa. Si se le consulta a Molina por los suyos, se enfoca en la gente que lo ha ayudado a mantenerse saludable a lo largo del camino.

“Cuando voltee a ver lo que ha sido mi carrera, una vez se haya terminado todo, sé que una de las cosas por las que estaré más emocionado y orgulloso es porque podré decir que le lancé todos estos años a Yadier Molina”, dijo Wainwright en el 2017.

“Quiero mucho a este hombre”, dijo Molina recientemente. “Como ser humano. Es un gran compañero y una gran persona”.

Es el tipo de relaciones que celebran los fanáticos y que los periodistas tratan de plasmar. Pero pocos pueden apreciar completamente la dinámica, la dependencia y la conexión entre dos individuos en el medio de la batalla al más alto nivel de su deporte cuando hay un solo compañero en el que te puedes apoyar para hacer tu trabajo.

Entre las excepciones, se destacan Jeff Saturday y Peyton Manning con los Potros en el fútbol americano de la NFL, dueño del récord de más encuentros consecutivos iniciados para una pareja de centro y mariscal de campo con 170. También están Misty May-Treanor y Kerri Walsh Jennings en el voleibol de playa, medallistas de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas (2004), Pekín (2008) y Londres (2012).

En el mundo del béisbol, otras dos leyendas de los Cardenales, Bob Gibson y Tim McCarver, también formaron una batería inolvidable.

“Lo hicimos a la manera de Bob”.

Eso es lo que McCarver aceptó. No era que no estuviese de acuerdo con Gibson. Era que no tenía permitido hacer otra cosa.

Gibson tenía una mirada. Si McCarver pedía un pitcheo y Gibson no estaba de acuerdo, simplemente movía un poco la cabeza en obvia señal de desaprobación. Era casi como si dijera, “Tú eres un idiota”, recordó McCarver durante una cena de la BBWAA en el 2017.

“Él seguía hasta que yo elegía el pitcheo correcto”, acotó Gibson.

McCarver conoce por partida doble ese tipo de relaciones. Jugó 21 años en las Grandes Ligas, 12 de ellos para San Luis. Durante ese tiempo, recibió 197 de las aperturas de Gibson. También fue el receptor personal de Steve Carlton, tanto en San Luis como en Filadelfia. Fueron compañeros de batería para 228 aperturas.

Pero con Gibson, las imágenes son particularmente imborrables. Gibson tiró los últimos pitcheos de las Series Mundiales de 1964 y 1967 a McCarver. Estuvieron juntos cuando Gibson implantó su récord de 17 ponches en el Juego 1 de la Serie Mundial de 1968, durante la cual Gibson lanzó tres partidos completos. En los meses previos a aquel Clásico de Otoño, McCarver le recibió 24 veces a Gibson en una de las mejores temporadas en la historia de la L.A./L.N.

“Yo no sé si éramos inseparables antes de pasar por todas esas guerras juntos”, dijo McCarver recientemente. “Ganas la Serie Mundial de 1964, haces algunas cosas y significa mucho para ti. Todo eso solidifica el cemento, no sólo como amigos”.

Así, hablar de Gibson obligaba a hablar de McCarver. Sus logros fueron individuales, pero sólo conseguidos gracias al otro.

Una sociedad separada por 60 pies y seis pulgadas se convirtió en un vínculo de por vida.

“Todo lo que hago con respecto a Bob y su familia…ellos significan mucho para mí, son como mi familia”, añadió McCarver. “Fuimos amigos muy, muy cercanos fuera del terreno. Era muy divertido. Y yo sé todo sobre él. Todo”.

McCarver habló con MLB.com durante la más reciente ceremonia de exaltación del Salón de la Fama de los Cardenales a finales de agosto. Un día después, los Cardenales celebraron el Día de Bob Gibson, el primero honrándolo en el Busch Stadium desde que Gibson falleció en octubre del 2020.

En el terreno, cuando se realizó el primer pitcheo ceremonial de Wendy Gibson, la viuda de Gibson, estaba McCarver.

Madison Bumgarner y Buster Posey

Se puede argumentar que, en este siglo, no ha existido una batería tan consistentemente ganadora que Madison Bumgarner y Buster Posey. Como Wainwright y Molina, cerraron una Serie Mundial juntos. Molina lidera la historia de la Liga Nacional con 101 juegos de postemporada disputados, pero Posey (53 choques en octubre) y Bumgarner tienen un campeonato más (tres a dos).

Juntos, Bumgarner y Posey han sido batería en 226 ocasiones. Considerando sólo a jugadores activos, son segundos detrás del dueto Molina-Wainwright.

“Es raro que dos compañeros de equipo jueguen juntos tanto tiempo, y además que sean compañeros de batería”, dijo Posey recientemente. “Leyendo las tres baterías al frente de ellos lo pone en perspectiva para mí, lo raro que es para ellos haber logrado lo que han hecho juntos”.

Wainwright ha afirmado que él y Molina son capaces de mantener conversaciones largas desde el montículo hasta el plato sin necesidad de hablar en voz alta. La mayoría del tiempo, lo hacen sin necesidad de soltar palabra alguna.

Posey lo entiende.

“Empiezas a leer las expresiones faciales y las posturas en el montículo, incluso la forma en la que alguien se comporta en el dugout entre innings. Todo eso entra en la ecuación”, explicó Posey. “Pienso que mucho de eso es incluso subconsciente”.

Bumgarner es ahora lanzador de los D-backs, tras dejar a San Francisco luego de la campaña del 2019. Posey, como Molina, ha jugado en un solo equipo. ¿Podría el otrora dúo de los Gigantes haber sido la última esperanza del béisbol para mantener el paso de Wainwright y Molina, alcanzando 226 aperturas juntos antes de los 33 años?

La siguiente batería activa con más partidos tiene 121. Son Molina y el dominicano Carlos Martínez, aunque los días de Martínez en los Cardenales parecieran estar contados. Detrás de ellos están el venezolano Eduardo Rodríguez y el puertorriqueño Christian Vázquez de los Medias Rojas con 104 aperturas.

“Trescientos es un buen número, ¿verdad?”, dijo Wainwright recientemente. “No sé si eso es algo que vamos a volver a ver otra vez”.

¿Podría ocurrir?

Posey sacudió la cabeza: “No”.

María Guardado de MLB.com contribuyó a este artículo.

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