Rafael Nadal pasa a la final de Roland Garros por abandono de Zverev

Rafael Nadal se ha clasificado este viernes para su decimoquinta final de Roland Garros, la que hace 30 en los 'Grand Slam', tras derrotar a Alexander Zverev por 7-6(8), 6-6 y retirada del alemán por un esguince de tobillo derecho.

Se fue a los vestuarios en silla de ruedas para ser evaluado e intentar continuar. Regresó en muletas para despedirse.

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Los escalofriantes gritos de dolor de Zverev tras una dura lesión ante Nadal

"Lo siento mucho por él porque es un gran colega, ha tenido mala suerte. Estoy seguro que va a ganar más de un 'Grand Slam'. Le deseo una rápida recuperación. Estar en la final de Roland Garros es un sueño, pero verlo llorar así es un momento duro", decía el vencedor a la conclusión.

No pasa el tiempo para el balear, que repite última ronda en el torneo 17 temporadas después de estrenarse en ella.

Nadal salió a la pista como si estuviera en su casa. Los 15.000 aficionados que llenaban la Philippe Chatrier le aplaudieron y le cantaron el cumpleaños feliz en su 36 aniversario.

Zverev se había convertido en el enemigo público. El alemán tiene tan poca confianza en su saque que ganó el sorteo y eligió restar.

A Rafa le encanta empezar sacando. La lluvia se había convertido en la protagonista inesperada. El techo estaba cerrado. Aunque hace tiempo que eso no es un problema para el campeón de 21 grandes.

Hace dos años, en la misma pista, le ganó a Novak Djokovic en estas mismas condiciones y en octubre cuando el frío ya aprieta en la capital gala.

Nadal entregó su servicio de inicio después de dominar el juego por 30-0. La táctica le estaba funcionando al alemán a pesar de sacar segundos a 130 kilómetros por hora.

Llovía tanto que se escuchaba el impacto del agua con la cubierta. La contundencia de los golpes de Sascha predominaba en el ambiente y en la pista.

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El punto más imposible de Nadal... ¡cuando perdía 6-4 en el tie-break!

Los tiros del pupilo de Sergi Bruguera, capitán español de la Copa Davis, eran misiles dirigidos a la línea blanca. A los 14 minutos, Rafa estrenaba su casillero y lo celebraba mirando a su banquillo, que había perdido su posición habitual porque el rival tenía mejor ranking.

La grada iba tan descarademente con la leyenda hasta el punto de aplaudir los errores no forzados (dobles faltas) del espigado jugador de Hamburgo. Cualquier excusa era buena para meterse en el partido.

La situación recordaba a la que tantos años vivió el campeón mallorquín cuando se medía a Roger Federer en las pistas del Bois de Boulogne.

Ya lo había dicho Djokovic tras los cuartos: "El 99,9 por ciento de los fans iban con él y eso le ha dado energía para remontar el cuarto set". Una excusa como cualquier otra para justificar la derrota, a la vez que cierta.

Cuando el marcador reflejaba un 3-1 para el alemán, Nadal buscaba todavía su primer tiro ganador. Con 4-3, tuvo una doble oportunidad de igualar a cuatro juegos. Estrelló una derecha a la red en el primer intento. En el segundo, después de que el adversario perdiera la raqueta, lo consiguió con otra concesión desde el otro lado de la red.

En los laterales de la central parisina se lee: 'La victoria pertenece al más tenaz'. Por eso Rafa acumula 111 partidos ganados en esa arcilla por tres derrotas.

Patrick Mouratoglou, exentrenador de Serena Williams y ahora con Simona Halep, ha fallado estrepitosamente en su pronóstico.

El preparador francés dijo que Nadal no llegaría en condiciones para optar a la corona de París porque apenas había tenido rodaje de torneos. También dijo que Djokovic era mejor que el balear en arcilla.

Zverev ya había entrado en modo escopeta de feria: combinaba un punto bueno con cuatro malos. Entregó el primer set cuando lo tenía ganado.

Sascha, a sus 25 años, ha ganado 19 títulos, entre ellos dos Copa Masters y la medalla de oro en los Juegos de Tokio. No tiene un mayor currículum por lo que enseñó en la semifinal: es capaz de lo mejor y de lo peor.

Tres opciones perdidas

Salvó la primera bola de manga en el décimo asalto con un punto de saque. De sacar a 214 kilómetros por hora pasaba a cometer dobles faltas a 120. Levantó la segunda en la volea y la tercera con una derecha cruzada ganadora.

Rafa asusta a la mayoría con su sola presencia. A quien no asusta es a Carlos Alcaraz por eso es el elegido para relevar al 'Big Three' cuando decidan retirarse.

Nadal salvó dos pelotas de 6-5 en contra yendo al ataque. No podía especular ante un Zverev que dictaba en especial cuando se ponía de derecha. Se aseguraba el 'tie break'.

Cinco puntos seguidos

El juez de silla le advertía sobre el tiempo que empleaba en sacar. Sascha dispuso de un 6-2 y lo dejó escapar: saque directo, volea fuera, pasante de derecha y otra volea fuera.

Hasta cinco puntos seguidos decantó a su favor el tenista español (6-7). Zverev salvaría la cuarta y la quinta pelota de set con un revés a la línea y un revés fuera de su contrincante (7-8). A la sexta fue la vencida (8-10) con un pasante de derecha desde su casa.

El alemán estaba tocado de muerte. Por él como si no se jugaba más. Rafa se fue a los vestuarios con medio billete para la final.

El lenguaje corporal de Sascha era de derrotado cuando se dirigía a Bruguera con la mirada. El interrogante que le quedaba al partido es cuándo el manacorí iba a dar la puntilla. Parecía que iba a ser en el primer juego de la continuación. No hacía falta esperar más. Llegó el segundo 'break'.

Cuando nadie lo esperaba, ni el propio Zverev, volvió a escena: 1-1. Se rompieron una vez más el servicio. Nadal estaba agotado: se había dejado cuatro horas y 33 minutos entre la ronda de octavos (Felix Auger-Aalissime, 4'12) y los cuartos (Djokovic, 4'21).

Era una evidencia que intentaba acortar al máximo los puntos con dejadas y subidas a la red. No es su tenis habitual, más bien un recurso para casos de emergencia.

Sascha hurgaba en la herida. Pasó de un 2-1 abajo a liderar por 4-2 y saque. Era el momento de confirmar el 'break' y se le volvió a arrugar el brazo con un juego horrible que acabó en doble falta.

Rafa no falla un remate ni en los entrenamientos y lo falló en el octavo juego, que acabó entregando con una derecha a la red.

Dio igual porque Zverev estaba dispuesto a fallar siempre con el marcador a favor. Con 5-3, regaló el juego con tres dobles faltas. Recibió, además, una amonestación por gritar una palabra obscena. En un visto y no visto, Nadal igualó el tanteo.

Muchos se preguntan qué tiene Alcaraz que le falta a Sascha, Tsitsipas, Medvedev o Rublev. La respuesta es carácter ganador.

El alemán se había asegurado la muerte súbita aunque se torció el tobillo en el último punto del decimosegundo juego. Habían pasado tres horas y tres minutos. El manacorí se acercó para interesarse por el estado de su rival. Se fue en silla de ruedas, regresó en muletas y ganó Nadal.

Ruud o Cilic

Nadal espera en la final al ganador del duelo entre Casper Ruud y Marin Cilic. Los dos se estrenan en una semifinal de Roland Garros. Gane quien gane ya sabe lo le espera el domingo: el mejor tenista de la historia arropado por miles de incondicionales. El nombre de Rafa se escuchará hoy, mañana y siempre por todo París, la ciudad de la Torre Eyffel, del Louvre y de Nadal.

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