‘Podría pasar cualquier cosa’: el futuro incierto de las Olimpiadas en Tokio

Los planes para los aplazados Juegos Olímpicos de Tokio son cada día más inciertos.

A medida que aumentan los casos de coronavirus en todo Japón y en varios países grandes de Europa y América, los funcionarios de Tokio y los del Comité Olímpico Internacional (COI) han empezado a reconocer que la celebración de unas competencias seguras podría no ser posible, lo que pone en peligro los sueños de que las Olimpiadas puedan servir como una celebración mundial del fin de la pandemia.

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En su lugar, el COI podría verse obligado a cancelar las Olimpiadas por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Eso sería un enorme golpe financiero tanto para la organización olímpica como para Japón, que ha gastado más de 12.000 millones de dólares en la construcción de estadios y la mejora de su infraestructura para preparar los juegos, y miles de millones más para retrasar el evento un año.

Durante semanas, los funcionarios japoneses y olímpicos han insistido en que el evento seguirá adelante, y que no es posible un nuevo retraso. Los organizadores han tratado de elaborar planes para celebrar los juegos de una manera aceptable para el público japonés, y anunciaron una serie de medidas de seguridad.

Pero las encuestas muestran una creciente cautela. En una encuesta realizada este mes, la emisora japonesa NHK encontró que casi el 80 por ciento de los encuestados creían que los Juegos debían ser pospuestos o cancelados. En octubre, menos de la mitad de los encuestados dijeron eso. La cifra se elevó al 71 por ciento en diciembre.

El viernes, Taro Kono, miembro del gabinete japonés, rompió con la línea oficial de su gobierno, diciendo que con los juegos “podría pasar cualquier cosa”, según un informe de Reuters.

Sus comentarios siguieron a otros similares esta semana del canadiense Dick Pound, el miembro más antiguo del COI, quien dijo a la BBC que no había “ninguna garantía” de que las Olimpiadas se llevarán a cabo.

Los organizadores en Tokio y en el COI acordaron en marzo posponer los juegos por un año. El festival deportivo bienal, el más grande del mundo, debía tener lugar en julio y agosto pasados. La ceremonia de apertura de los Juegos de Verano está programada para el 23 de julio.

Thomas Bach, el presidente del COI, ha dicho que posponer los juegos nuevamente no es una opción, y que si el evento no puede realizarse este verano, no sucederá en absoluto. Toshiro Muto, director del Comité Organizador de Tokio para los Juegos Olímpicos, reafirmó esa posición esta semana. El COI ya ha concedido los Juegos de Verano de 2024 a París y los Juegos de Verano de 2028 a Los Ángeles.

La esperanza por los juegos había aumentado, ya que varios eventos deportivos importantes se celebraron en todo el mundo sin mayores problemas, aunque a una escala mucho menor y con poca o ninguna asistencia de aficionados.

Por ahora, Japón se compromete a seguir adelante con los preparativos. Yoshiro Mori, presidente del comité organizador de Tokio, trató de tranquilizar a los miembros del personal en un discurso el martes.

“La primavera llegará definitivamente”, dijo. “Después de una larga noche, definitivamente habrá una mañana. Creyendo eso, me gustaría trabajar duro hasta el final para que podamos dar alegría y esperanza a mucha gente”.

Eso se hizo eco de la visión que Bach describió en un discurso de Año Nuevo, cuando dijo que veía los Juegos de Tokio como la “luz al final del túnel” de la pandemia. Elogió el rápido desarrollo de las vacunas para dar esperanza de que los juegos pudieran ser seguros.

“Serán una celebración de la solidaridad, de la unidad de la humanidad en toda nuestra diversidad y de la resistencia”, dijo Bach.

Sin embargo, el proceso de vacunación ha sido más lento de lo esperado y gran parte de la humanidad seguirá sin ser vacunada este verano. Japón no tiene previsto comenzar a vacunar a sus ciudadanos hasta finales de febrero, un proceso que llevará meses.

Según las personas que han sido informadas sobre la estrategia, los organizadores del COI y de Tokio no tienen en cuenta las vacunas en sus planes para los juegos, sino que asumen que muchos de los aproximadamente 10.000 atletas —y decenas de miles de entrenadores y funcionarios que viajan al evento— no habrán recibido la vacuna. Los funcionarios dicen que exigir a los atletas que se vacunen no es realista.

Aún no está claro si los organizadores permitirán que los espectadores asistan a los juegos, o que viajen desde fuera de Japón para las Olimpiadas. Japón ha instituido una prohibición de viaje para todos los visitantes internacionales que está previsto que termine el 7 de febrero, pero podría ser prorrogada. Los atletas de élite ya no están exentos de ella.

La celebración de los juegos ha sido una prioridad para el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, quien en septiembre remplazó a Shinzo Abe, la principal fuerza detrás del esfuerzo de traer las Olimpiadas a Tokio por primera vez desde 1964.

A medida que aumenta la preocupación por la celebración de las Olimpiadas, los funcionarios nacionales han comenzado a diseñar planes para hacer frente al peligro de traer a tantos visitantes a un país que experimenta su más rápida propagación del virus desde el comienzo de la pandemia.

Si bien Japón, un país de más de 125 millones de habitantes, ha registrado poco más de 300.000 casos y 4200 muertes —mucho menos que muchos países occidentales—, en los últimos días ha registrado un número récord de casos y de muertes. El jueves informó de más de 6000 nuevos casos.

Seiko Hashimoto, la ministra de Japón a cargo de los Juegos Olímpicos, dijo a los periodistas el martes pasado que los organizadores analizaban “medidas integrales contra la infección, incluyendo los chequeos necesarios y el seguimiento de la gestión para que podamos celebrar los Juegos de forma segura y sin la vacunación como condición previa”.

Los funcionarios han propuesto examinar y hacer pruebas a los visitantes a su llegada. Los atletas pueden ser sometidos a múltiples pruebas, y sus movimientos pueden ser limitados. Pueden tener que dejar la Villa Olímpica tan pronto como terminen de competir, y pueden estar restringidos en cuanto a con quién pueden reunirse mientras están en Tokio.

Durante una reciente conferencia telefónica con funcionarios de los comités olímpicos nacionales, Lucia Montanarella, jefa de operaciones de medios de comunicación de los Juegos Olímpicos para el COI, dijo que el acceso de la prensa a los atletas podría verse gravemente restringido. Los periodistas pueden estar sujetos a que se rastree su ubicación y se les puede prohibir dirigirse a cualquier lugar de Tokio, excepto a sus hoteles, los lugares de celebración de las Olimpiadas y los principales centros de medios de comunicación.

Hisako Uenoy Makiko Inoue colaboraron en este reportaje.

Matthew Futterman es un veterano periodista deportivo y autor de dos libros, Running to the Edge: A Band of Misfits and the Guru Who Unlocked the Secrets of Speed y Players: How Sports

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