“Me siento aliviado y en paz”. Son las palabras de Jonathan Isaac, que ha vuelto a jugar en la NBA más de 900 días después. Todo un número 6 del draft seleccionado en 2017 que en la burbuja de Orlando sufrió un desgarro en el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. Fue el 2 de agosto de 2020: ahora, dos años y medio después, vuelve a sentirse jugador de la mejor Liga del mundo, en la que aterrizó en 2017 y en la que va camino de cumplir 6 años... habiendo disputado tan solo 136 partidos. Una situación insoportable que Isaac ha superado a base de mucha paciencia, una cualidad que ha tenido sus frutos y que ha finalizado en un día de celebración en Florida en el que ha disputado menos de 10 minutos, pero ha anotado 10 puntos, además de sumar 3 rebotes, 1 asistencia y 2 robos.

Isaac (25 años, 2,11) nació en El Bronx de Nueva York, pero muy pronto se trasladó a Florida, donde estuvo en el instituto y también en la Universidad. Jugó una única temporada universitaria con los Seminoles, en la que promedió 12,0 puntos, 7,8 rebotes, 1,2 asistencias, 1,2 robos de balón y 1,5 tapones por partido, siendo incluido en el mejor quinteto freshman de la Atlantic Coast Conference. y opositando para ser una de las selecciones más altas del draft, algo que finalmente sucedió. Sin embargo, el último año de Frank Vogel primero y la llegada de Steve Clifford después, junto co la presencia en el equipo de Nikola Vucevic, Aaron Gordon o Evan Fournier y la lucha en la que la franquicia se mantenía por acceder a playoffs (algo que consiguió consecutivamente en 2019 y 2020) no le dio muchos minutos a Isaac, que se quedó en 5,4 puntos en su primera temporada y en 9,6 durante la segunda. Su irregularidad en el tiro y su inconsistencia en el rebote o en la intimidación provocaban algunas dudas, pero el potencial estaba ahí y se auguraba un futuro esperanzador para el alto alero.

Isaac estaba en 11,9 puntos y 6,8 rebotes en su tercera temporada en la NBA, en la que llegó la consabida lesión. Y se mantuvo en el dique seco durante todo este tiempo. Primero jugó una serie de partidos en la Liga de Desarrollo, algo que hacía inminente a su llegada a la NBA. Ahora, ha vuelto a sentirse un jugador completo. “Hubo días en los que estaba como que no sabía si quería seguir adelante”, dijo. “Pero, de nuevo, tengo que agradecer a Cristo. Poder volver a mi fe y decir que Dios me tiene en este viaje con un propósito. Sé que fui creado para jugar baloncesto. Fui creado para dar gloria a Dios en este escenario”, ha dicho el jugador. De familia puertorriqueña y sancristobaleña, el pívot fue criado por su madre junto a sus cinco hermanos y una fe inquebrantable en Cristo, que le condujo a ser nombrado pastor de su congregación, en la Jump Ministries Global Church, donde algunos de sus compañeros han ido a escucharle dar sermones.

El día de Isaac, que arrastra un contrato de casi 70 millones de dólares), en 4 años, fue redondo, ya que los Magic ganaron a los Celtics, primeros de la Conferencia Este. Una victoria fantástica (113-98) que les deja a 4,5 victorias del play-in, un décimo puesto que ocupan ahora mismo los Bulls. Algo complicado, pero que todavía puede ocurrir para un equipo en plena evolución y que ha recuperado ahora a un efectivo que, si vuelve a buen nivel, puede ser muy importante. Los Celtics contaron con 26 puntos de Jaylen Brown y otros tanto de Jayson Tatum, pero insuficientes para hacerse con la victoria. Las 18 pérdidas lastraron mucho a los verdes, que no pudieron tampoco con los 21 puntos y 11 rebotes de Wendell Carter ni con los 23+5 de Paolo Banchero. Un retorno fantástico, una victoria maravillosa y un futuro prometedor.