Estados Unidos tira de un brutal Kevin Durant para conquistar su cuarto oro consecutivo

Estados Unidos ya tiene lo que venía a buscar a Japón: el oro olímpico y el prestigio perdido en China hace dos años. En aquella ocasión Popovich juntó a un equipo de circunstancias en el que no estaba Kevin Durant. Y claro, eso es demasiada ventaja para sus rivales. El alero de los Nets estaba concienciado con la misión desde el inicio de la misma y no paró hasta que se vio con la medalla de oro al cuello (aunque tendrá que esperar unas horas) tras liderar al combinado norteamericano en su trabajada victoria (82-87) ante Francia en la final.

Collet tiró de todas las artimañas de su libreto para intentar frenar a Durant, que quería celebrar por todo lo alto su renovación por los Nets por 200 millones de dólares, y le iba cambiando la marca. Yabusele, Luwawu-Cabarrot, Batum, Poirier e incluso Gobert intentaron frenar al máximo anotador de EEUU en la historia de los Juegos. Ninguno tuvo éxito ante un jugador que se convirtió en el primero en la historia en superar los 100 puntos en tres Juegos diferentes. Para que se hagan una idea, Jordan y LeBron lo lograron en dos.

Francia intentó aguantar el ritmo físico de los estadounidenses, demostrando que son el único equipo que puede permitirse ese lujo. Con bloqueos indirectos constantes y buena circulación de balón los galos asumieron el mando del partido en los primeros minutos. Gobert era la referencia ofensiva, buscando hacer daño en la zona ante la superioridad de centímetros. Un arma que ya les salió bien en la primera jornada de estos Juegos cuando dieron la gran sorpresa de estos Juegos derrotando al equipo de Popovich, que se atascaba en los primeros minutos empeñados en un tiro de tres que no funcionaba: cero de ocho en los primeros ocho minutos.

Ficha técnica

Francia: Ntikilina (15), Luwawu Cabarrot (11), Heurtel (-), Batum (5), Yabusele (13), Fournier (16), De Colo (12), Poirier (-), Albicy (-), Gobert (16), Corneille (-) y Fall (4).

Estados Unidos: Johnson (-), Lavine (5), Lillard (11), Durant (29), Middleton (4), Grant (-), Tatum (19), McGee (-), Holiday (11), Adebayo (6), Green (-) y Booker (2).

Parciales: 18-22, 21-22, 24-27 y 19-16

Árbitros: Locatelli (ITA), Zurapovic (BOS) y Weiland (CAN)

Quién si no Durant iba a desatascar la mirilla estadounidense. El alero anotó el primer triple y empezó a asumir el mando anotador de un equipo que tardó ocho minutos y medio en coger su primera ventaja (15-18) y que ya iba a llevar la voz cantante durante el resto del choque. Tatum, quizás el jugador más parecido a Durant aunque todavía esté a años luz, también despertó para Estados Unidos que intentó su primer arreón al comienzo del segundo parcial. Sin embargo se encontró con una Francia respondona que a base de meter balones a Gobert y forzar faltas a su rival, se mantenía en el choque con todas sus opciones intactas.

Francia salió respondona en la segunda mitad con Yabusele enseñando sus armas a los aficionados madridistas. Especialmente desde el triple con tres aciertos en los primeros siete minutos de la segunda mitad. Sin embargo estuvo muy solo ante un equipo que, tras las dudas de la preparación y del primer partido del torneo, ha encontrado la química y lo demostraba con apenas cuatro pérdidas de balón en 29 minutos por las 14 de su rival. Demasiada ventaja para un equipo que volvió a apretar el acelerador y con un espectacular robo y mate de Tatum parecía romper el choque con el 57-71 en el marcador.

La muchachada de Collet no se iba a dar por vencida. Aprendió la lección en el primer partido, aguantando hasta el final con premio y lo intentó en esta ocasión con Luwawu-Cabarrot como protagonista de un parcial de 13-2 volvía a meterse de lleno en el partido para poner el marcador en 70-73 con seis minutos por jugarse. Todo un mundo en baloncesto.

El choque entró en un momento de nervios e imprecisiones. Tiros precipitados, malos pases, faltas en ataque... todo el catálogo de fallos que se pudiera imaginar. Incluso ver a De Colo fallar un tiro libre. O a Booker un tiro a dos metros del aro. Fournier lo intentó a la desesperada tras dos buenas defensas galas. En el primer lanzamiento acertó (78-84, min.39). En el segundo no y ahí parecía morir el partido. Otra vez. Francia, sin embargo, no cedió ni un miligramo de orgullo y tras dos tiros libres fallados por Lillard encadenó un 4-0 de parcial (82-85) a falta de 10 segundos. La emoción, que dominó la final por encima de la calidad, estaba servida demostrando por qué el baloncesto es un deporte tan espectacular.

Durant templó los ánimos rivales con dos tiros libres que unidos al fallo de Batum en el triple terminaron siendo los clavos en el ataúd de un equipo galo para el que queda el honor, aunque para jugadores como Gobert eso no fuera consuelo suficiente. Mientras que para Estados Unidos queda la leyenda.

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